Se trata de los restos de una comunidad rural en la que, posiblemente, habitarían entre 100 y 150 personas, ubicada en una plataforma de arenisca al E del actual emplazamiento de Marcén. Se sitúa sobre una elevación de forma aproximadamente rectangular (ligeramente curvada en el centro), de dirección E-O. No quedan restos de ningún tipo de fortificación perimetral, aunque es posible que la aldea estuviera rodeada por algún muro de escasa entidad, realizado quizá en tapial.
En la actualidad se encuentran excavados dos sectores, los extremos E y O, quedando por excavar la parte central que se encuentra entre ambos.
El poblado se estructuraba en torno a una calle principal que lo recorría de E a O, con calles secundarias perpendiculares a ella en las direcciones N y S.
En el sector E se conservan los edificios más significativos, con viviendas de buenas proporciones y una mezquita, de planta rectangular, que conserva la parte inferior de los pilares centrales de apoyo y en la que han aparecido significativos restos de su estructura arquitectónica (columnas, fragmento de arco de herradura). Se trata de la mezquita más septentrional encontrada en toda la península.
En el sector O aparecieron 3 estructuras aquitectónicas de planta rectangular, en cuyo interior destacan una serie de depósitos de gran capacidad excavados en la roca, cuya finalidad no ha sido dilucidada. Podrían ser silos de cereal, aunque no han aparecido restos del mismo en las excavaciones; también se ha aventurado que podría tratarse del barrio de los artesanos, siendo las oquedades depósitos para tintes o algún otro elemento de este tipo. Son, precisamenete, estos silos los que han dado el nombre al poblado.
El avance de las excavaciones maneja la hipótesis de que se tratara de un asentamiento de carácter "feudal" en el que un señor, con amplias atribuciones religiosas (denominado en las fuentes cristianas como "señor de la oración"), garantizara la puesta en explotación y el control de un pequeño territorio.